No vemos la realidad como es, vemos la realidad como somos…

¿Qué define nuestra realidad?

Creemos experimentar la realidad tal como es, sin comprender hasta qué punto la interpretamos y la deformamos. En realidad, hay una distancia considerable entre como las cosas nos aparecen y lo que realmente son.

¿cuál es la realidad que percibes?

Muchos ejemplos ilustran la manera en que adaptamos selectivamente nuestros conocimientos a los fenómenos que son útiles para nuestra supervivencia. Por ejemplo, nuestra incapacidad para representarnos, o para comprender mediante la intuición, los fenómenos definidos por la física cuántica y las condiciones que prevalecen en ese microcosmos.

Hoy sabemos que no percibimos más que una parte ínfima de las propiedades físicas y químicas de este mundo. Nos servimos de esas señales perceptuales para elaborar nuestras percepciones, y nuestra intuición naíf nos dice que esas señales nos proporcionan una concepción del mundo exhaustiva y coherente.

No obstante, somos capaces de explorar dimensiones del mundo que no nos resultan accesibles a través de la introspección ni mediante la experiencia ordinaria, sino recurriendo a instrumentos que prolongan las capacidades de nuestros órganos sensoriales.

Así pues, hay que considerar la posibilidad según la cual no solo nuestras respuestas perceptuales, motivacionales y conductuales, sino también nuestros modos de razonamiento y de deducción, estén adaptados a las condiciones del mundo en el que hemos evolucionado, comprendida la dimensión de las realidades sociales surgidas de la evolución cultural.

Los sentimientos intervienen en nuestra capacidad de ver la realidad

Es la dimensión cultural la que permite la aparición de esos diferentes niveles de realidad que llamamos entidades inmateriales, especialmente los fenómenos psicológicos, mentales y espirituales. Estos fenómenos han aparecido gracias a las facultades cognitivas propias de los seres humanos, capacidades que nos permiten crear realidades sociales como las creencias y los sistemas de valores, así como conceptualizar lo que observamos en nosotros mismos y en los demás: sentimientos, emociones, convicciones y comportamientos.

En la actualidad, no obstante es plenamente aceptado que existe un conjunto de fenómenos independientes del hombre y que constituyen la realidad. No obstante, seguirá la polémica en lo que respecta a cuales son los alcances que la capacidad humana tiene para conocer estos fenómenos.

¿Qué parte de nosotros mismos hay en la realidad que nos rodea?

Como conclusión, nuestra realidad es cambiante y está sujeta no sólo a nuestra capacidad de percibir lo que nos rodea, sino a la subjetividad emocional a la que estemos sujetos en el momento de procesar esa percepción. 

Para terminar te lanzo una pregunta que invita a la reflexión:

¿Qué parte de ti mismo o ti misma hay en la realidad que te rodea?

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